jueves, 10 de noviembre de 2011

Fue leyenda condenada



Defensa del gaucho
(Washington Benavides - Óscar del Monte)

En este trovar sencillo
lo que es gaucho te diré,
borrando la mala fe
del que lo volvió un cuchillo,
un haragán, sólo un pillo,
bueno para el alancear
o bueyes desjarretar
en las furiosas corambres,
con los hijos muertos de hambre
y él guitarrita y trovar.

Y el pobre en su condición
de servicial y parejo,
sin sospechar el manejo
del mandamás o el patrón,
primereaba en la función
de las revueltas civiles,
achurándose de a miles,
vecinos vueltos contrarios,
con el polvo por sudario,
con una cruz de fusiles.

Y creyendo, así, servir
la patria, sus claros trillos,
fue un oficio el del cuchillo
y una razón: la de herir;
no supo nunca mentir,
fue por amistad y arrojo,
un empecinado abrojo
de la loca caballada,
con la muerte y la Patriada,
como una venda en los ojos.

Y después, cuando volvió,
treinta años tengo de ausencia
y, entre el yuyal, la querencia
casi no reconoció,
ni siquiera desmontó,
clavó la lanza en el suelo
y semidesnudo, en pelo,
galopó hacia la tormenta.
El que su dolor no sienta,
no nació bajo este cielo.

Alguno fue a preguntar
al Juez de Paz o al cacique,
los encontró de palique,
con suertes para firmar,
y comenzó a desconfiar
que en aquel reparto, nada,
ni una mísera tajada
iba a quedar a su nombre,
porque él no era un prohombre
con apellido y espada.

Y peleó y se emborrachó,
como el gaucho Martín Fierro,
vuelto león topó a los perros,
sin querer los matrereó
y en algún abra dejó
su perseguida pisada,
fue leyenda condenada,
cuento de espanto y de robo
y el que lo empujó a ser lobo,
comía la borregada.

Quiero que me entiendas bien,
ésta es la historia sencilla
del gaucho, de su mancilla,
por tanta gente de bien,
y, si me entendiste, ven
sin lágrima, sin lamento,
te pido el recogimiento
de un instante, para oírlo
en ese canto de mirlo,
en esa lección del viento.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Si 6 años después, te vuelvo a encontrar




Dice Leandro Morgenfeld: "Hace exactamente 6 años, el 4 de noviembre de 2005, se iniciaba la IV Cumbre de las Américas en Mar del Plata. Al día siguiente, producto de la acción conjunta de Argentina, Brasil, Venezuela, Uruguay y Paraguay, el proyecto del ALCA, impulsado fuertemente por el gobierno de Bush, debió ser “enterrado” para siempre. Esa cumbre de presidentes de la región fue el escenario donde se terminó de confirmar el fracaso del plan estadounidense, y en el cual el país del norte debió cambiar de estrategia en la región (de un acuerdo macro, como el ALCA, se pasó a impulsar Tratados de Libre Comercio bilaterales con algunos países). Esto fue posible, entre otras cosas, por un cambio en la correlación de fuerzas en el continente. En Mar del Plata, en las calles, miles y miles se movilizaron para decir “No al ALCA. Otra integración es posible”. Esa experiencia histórica nos enseña que sólo coordinando sus políticas exteriores, y alentando una integración alternativa, los países latinoamericanos pueden enfrentar los designios de Estados Unidos y otras potencias extracontinentales".
Hoy, seis años después, se volvieron a encontrar los jefes de Estado de Argentina y Estados Unidos, para lo que denominaron un "relanzamiento" de las relaciones entre ambos países.
Hace seis años y hoy. Dos conferencias de prensa bastante distintas.