miércoles, 22 de junio de 2011

Es ella



La presidenta Cristina Fernández dio por tierra con las especulaciones de propios y extraños y confirmó que buscará su reelección para el periodo 2011-2015. Lo hizo a su modo, entre críptico e irónico: "Vamos a seguir", espetó en principio en lo que parecía una advertencia a sus colaboradores, pero terminó poniendo de pie a todo el público que abarrotó la Galería de los Patriotas Latinoamericanos de la Casa de Gobierno. Luego, fue soltando un poco más de prenda: “Aquí estamos, vamos a someternos una vez más, como hemos hecho siempre”, afirmó. Y enfatizó: “Siempre que he llegado a todos los cargos, lo he hecho sometiéndome a la voluntad popular”.
De esta manera, queda casi definido el escenario para los comicios nacionales de octubre. Solo resta conocer el compañero de fórmula de la jefa de Estado y si el Proyecto Sur rompe definitivamente con el Frente Amplio Progresista y presenta candidatos propios.
De todos modos, ya se pueden extraer algunas conclusiones a modo de análisis:
*La Presidenta es la que impone los tiempos y las decisiones en el oficialismo. Más allá de las especulaciones que se hicieron tras la muerte de Néstor Kirchner y de las dudas que sembró la propia Cristina tras su discurso en José C. Paz, ella sola definió lo que iba a hacer. Sin atenerse a presiones del propio oficialismo ni de la prensa opositora.
*Las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias, aprobadas por ley en 2009, seguirán siendo un interesante proyecto que se verá en el futuro si funciona. Esta vez todas las fuerzas políticas llegarán con sus fórmulas ya definidas a las internas de agosto, y solo quedará definir cuántos votos sacará cada una, como para ir "orejeando" qué pasará en octubre.
*Por primera vez en muchos años de democracia, las elecciones de medio turno no marcan ninguna tendencia definitiva. Más allá del magro resultado para el oficialismo nacional, casi todos los candidatos a Presidente tuvieron hace dos años una performance entre regular y mediocre: La Presidenta sufrió como propia la derrota de su marido en la provincia de Buenos Aires, y la de su fuerza en los grandes distritos como Capital Federal, Córdoba, Santa Fe, Mendoza, y hasta en la propia Santa Cruz; el radical Ricardo Alfonsín fue segundo en la lista que salió tercera en la provincia de Buenos Aires; el peronista disidente Eduardo Duhalde no participó y apenas apoyó desde las sombras al vencedor en la disputa bonaerense, Francisco De Narváez; los socialistas de Hermes Binner perdieron la elección a senador en Santa Fe, aunque vencieron en la de Diputados; la lista de Elisa Carrió -aliada por entonces a la UCR- terminó tercera en las elecciones porteñas. De Jorge Altamira huelga decir que no obtuvo un buen resultado. Sólo Alberto Rodríguez Saá podría remarcar su triunfo en su invicto feudo, San Luis.
*En cambio, los grandes vencedores de aquellas jornadas de junio de 2009, hoy andan de capa caída o directamente condenados al ostracismo: Mauricio Macri, quien se anotaba como propios los triunfos en Capital Federal y provincia de Buenos Aires, debió recluirse en el vecinalismo porteño más estricto (no tendrá candidato presidencial) para defender el único distrito en el que gobierna. Y aún así no las tiene todas consigo para ser reelecto; Julio Cleto Cobos pasó de ser la "gran esperanza blanca" de la derecha desde aquel voto "no positivo" a desistir de presentarse siquiera en las internas del radicalismo: ahora dicen que buscará ser congresal de su propio partido en Mendoza para "volver a las fuentes"...; y Carlos Alberto Reutemann continuará con su sempiterno mutismo, mientras ve crecer las plantas de soja en sus campos santafesinos.
*De confirmarse un triunfo del oficialismo en octubre, como marcan todas las encuestas hasta el momento, sería la primera vez desde el triunfo de Yrigoyen en 1928, que una misma fuerza política ocupa la Presidencia por tercer turno consecutivo. Para el peronismo será algo inédito. No es poca cosa en un país acostumbrado a los bandazos.
*Por último, destacar una de las últimas frases de Cristina Fernández en su discurso de ayer, aquella en la que remarcó su intención de “ser un puente entre las nuevas y viejas generaciones” (¿habrá que buscar allí alguna pista sobre su compañero de fórmula?). Hasta ahora, sólo en 1973 y en 1983 en la política argentina se dio tanta preponderancia a la participación de la juventud. Es todo un desafío, no sólo para la actual clase política, sino también para esos jóvenes militantes a los que Cristina parece querer entregarles la posta: ahora son ellos los que deben demostrar si están a la altura de las circunstancias y prepararse para ese posible relevo.

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