lunes, 27 de septiembre de 2010

Corazón de baguala



Hablar de Cuchi Leguizamón es enumerar obras que ya forman parte del patrimonio cultural de estos pagos: Zamba de argamonte, Zamba de Anta, Balderrama, La Pomeña, Zamba de Lozano, Maturana, La arenosa, Zamba de Juan Panadero, Zamba del pañuelo, Cantor del obraje, Zamba del carnaval, Zamba de los mineros, Si llega a ser tucumana, Zamba del laurel y muchas más. Joyas que ya son de todos. Y que fueron interpretadas por los más grandes, incluyendo esa maravillosa creación del propio músico, que fue el Dúo Salteño

Pablo Wittner dijo que el Cuchi "... fue ir hacia donde nadie creía que se podía, fue buscar armonías olvidadas y ritmos inexplicables. El Cuchi cambió, por ejemplo, la estructura de la zamba, dándole a la vidala y baguala del noveno compás vida propia. El Cuchi dejó boquiabierta a la música misma con chacareras como la del Aveloriado, o la de la Muerte. El Cuchi enamoró a más de una pareja de muchachitos tímidos con zambas como La Pomeña, o Si llega a ser tucumana. El Cuchi nos cambió la cabeza, y ahora nos dejó solos".

Y agrega Juan Sasturain: "Que el Cuchi fuera admirador de Eric Satie o le gustara Stravinsky no lo enrareció. Porque sabía de coplas y de música popular como nadie. Absolutamente enraizado, fue un arcaico modernista según la definición de Monjeau, y en sus zambas metafísicas –si cabe nombrarlas así– siempre hay un “corazón de baguala” que lo aleja de cualquiera de las formas aboleradas al uso y abuso actual. Además, están el paisaje y los personajes que habitan sus zambas, pobladas de gente inolvidable, de historias a medias dichas e intuidas, a veces solo, la mayoría de las veces con Castilla".

Se nos fue hace hoy 10 años. Pero dentro de un par de días cumpliría 93 años. Buena excusa entonces para recordarlo y celebrar que nos regaló tanto arte. Con un buen vino salteño, como a él le gustaría. Ya que como el Cuchi decía, "si el vino me ha dormido tantas veces, es justo que yo lo acune alguna vez".





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